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Mostrando las entradas de enero, 2015

Debo decir adiós

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Desde aquel día, mis noches  se disuelven en un frio vacío, no tienen sentido. Pasan los minutos por mi lado y al pasar  traen  con ellos la hora  en la cual me enviabas mensajes. Miro con ansias el teléfono,  aunque hace meses  estoy acostumbrada a ver solamente los iconos de la pantalla   suplicando de rodillas por una notificación sin leer. A veces me pregunto si aún piensas en mí, si soy un buen recuerdo para adornar tu memoria. Yo sé que para mí tú si lo eres... Cada mañana al despertar, me levanto más confundida que el día anterior. Siento como mi día se va a arruinando lentamente, ya que eras tú quien me dibujaba un   paraguas en los días lluviosos. Tú eras mi faro de luz a media tormenta, lo cual era suficiente para mí. Pero desde que decidiste darte por vencido, todo cambió. Las olas me alejaron de tu orilla, por eso hoy te extraño más que antes, pero también menos; creo que siempre lo supe, era raro extrañarte cuando estabas junto a mí. Te amo más que antes, pero

Paralelo tres: Presente

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          Ya habían pasado algunas dos semanas desde que Natalia se había ido.   Cada mañana notaba su ausencia al mirar al lado derecho de la cama que no tenía arrugas. Me había quedado solo, rasgándole una rodilla a la vida. Sé que pasábamos por un mal momento, pero no era una situación tan grave. Al menos eso creo yo. Pero era de suponerse, Natalia debe haber pensado que yo estaba saliendo con Luisa, dicen que donde hubo fuego, cenizas quedan. Y Luisa, Luisa es chica misteriosa de esas que llevan la vida al límite, por eso fue mi primer amor. Y si, no puedo negar que con su regreso trajo algunas intenciones que quería probar conmigo, era de esperarse, cuando estuvimos juntos hacíamos de cada día un laboratorio de experimentos. Es   por eso que tuve que escribirle la carta.           Pero Natalia la encontró y se marchó de casa sin darme tiempo a explicarle. Así que la llamé en la mañana, en la tarde y en la noche, pero   negó a mis oídos   el regalo de su voz. No soy   perso

¿Cuándo?

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¡Oh! Has llegado hasta aquí   y no me he dado cuenta.   No es común que pases tu vista por mis letras y me encuentres aquí   a la esquina del tiempo, alejado de los cuentos que escribo. Hoy es así. Solo por unos instantes estaré disparando flechas al pasado en busca de cazar respuestas. Es probable que el camino que tú has andado sea más largo que el mío, o quizás no. Pero ¿Sabes dónde ha empezado tú camino? ¿Podrías responder a mi pregunta sin temor a equivocarte? Yo he pensado que mi   camino comenzó el día en que dos células se unieron, pero luego me digo que no. Entonces creo que mi camino comenzó cuando por primera vez le regalé mi llanto a la sonrisa de mi madre. Pero no es cierto, yo   solo sé que eso sucedió porque alguien alguna vez me lo contó, al igual que un día un periódico me dijo que Estados Unidos estaba en guerra. Quizás la vida comenzó un día cualquiera mientras miraba la tormenta eléctrica que lanzaba rayos al suelo, lo recuerdo bien, jugaba a los carrito

Parlelo dos: Pasado

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Día de un mes de un año pasado Querido diario, ya van varias semanas de estas detestables.   Hago lo posible por hacerlo bien, pero creo que en esta casa lo que van quedando son unos pequeños pedazos de amor delirante.   Yo lo amo, pero Chris es hombre de luz que se cobija en la sombra. Es pura sorpresa. El tiempo pasa por mi vida y Chris no está en ella, yo entiendo que necesitamos dinero para vivir, pero creo que hay algo más. ¿Dónde está todo ese amor que juramos? Ya estoy harta de engañarme, sé que a veces peco por hablar demasiado y decir cosas de mi esposo que sé que no son ciertas, pero es que me da rabia que él sea tan testarudo. A estas alturas parecemos amigos, intento ver dónde está el fallo, pero debo estar ciega. Todavía lo amo.   -Natalia, esta noche puede que no venga-   Con esas palabras cerró la puerta esta mañana al salir de casa. Me duele tener miedo y pensar que a esta hora este jugando al amor con la tal Luisa.   Me dolería en el alma saber que regresó c

Paralelo Uno: Futuro

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Llegué tarde. Demasiado tarde, cuando entré a la habitación tenías en tu mano la carta que arruinaría toda mi vida. Una gota de lágrima negra caía del papel. Te veía la espalda y oía tus sollozos tristes. Cuanto hubiese dado porque nunca hubieses encontrado esa carta. Pero tú siempre, con  tus manías de saberlo todo. ¿Por qué demonios abriste el cofre donde estaba la maldita carta guardada? Creías que estabas sola,  pero no era así, recién había llegado a la casa cuando escuché tu llanto. No te dije nada, no quería oír un reclamo tembloroso salido de los labios que he besado por tantos años.  Sentía que te había hecho pedazos el corazón.  Así  que te observé en silencio.  Vi como colocaste la carta en el sobre, la guardaste en el cofre que  estaba recostado sobre mi mesa de noche, allí la dejaste junto a un ataque de celos que colgaba de   la lámpara apagada. - Hola Raquel, ¿estás en casa?- fueron tus palabras al tomar el teléfono. - Te escuchas triste Natalia. - Pue

Flor de plástico

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                                                                Hay ausencia tuya en el reflejo del espejo, solo queda colgando del perchero el cielo sin estrellas que me dejaste antes de irte. Raudo y veloz pasa el tiempo, dejando en la radio estancadas algunas muchas canciones de amor de esas que se entienden en los momentos tristes. Créeme que sé lo que te digo, he golpeado a la pared con los miles de segundos que me han sobrado luego de que la camisa que olvidaste   perdiera tu olor.   Creo que comenzaré a guardar los residuos de los segundos que me quedan por si algún día puedo armar un nuevo reloj. Voces optimistas advierten que el tiempo sana todas las heridas.   Pero el silencio no es una herida, el silencio es un par de oídos sordos que arañan los recuerdos en busca de oír una vocecilla. Eso es lo que sucede cuando la soledad se   enamora de uno y se empeña en tener celos hasta de la muerte. Aquí no pasa nada, esto es simplemente una queja que yo me hago para sentirm

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                Miro al vacío con muchas ganas de volar. No puedo dejar de pensar cuantas aves han surcado el cielo antes que yo, quiero ser como ellas, pero a mi modo. No se si mis alas sean lo suficientemente fuertes para soportar el vuelo, pero mi corazón se vuelve taquicardia solo por querer volar. Es posible que el talento de mi envergadura no sea el mejor. Pero a sabiendas de eso deseo volar, muy lejos, muy alto. Mis deseos cada día se expanden  más, no quiero pensar que será de mi si mantengo los pies en la tierra. Todas mis fuerzas están dirigidas a favor de  las brisas del verano. Todo va bien hasta que te recuerdo, es entonces cuando me vuelvo una triste avecilla enjaulada en tus sueños.                                           

Al atardecer

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Todas las tardes anochece,   porque cada día tiene su noche.   ¿Te imaginas que pasaría si siempre fuera de noche? ¿Si las noches   nunca contemplaran el amanecer? Sería algo frustrante,   al menos eso creo yo. Lo creo porque tanto la noche como el día son elementos completos. Completos como una barra de chocolate.   Lo cual lo hace algo aburrido. Por supuesto para nadie una barra de chocolate es aburrida, pero estoy seguro que cuando estás por abrir el chocolate, es que comienza la diversión. Es cuando comienza a rasgarse el papel que lo cubre que comienzas a fantasear con la mágica barra de chocolate. Lo mismo pasa con el día y la noche, el día   es claro la noche es obscura; pero cuando el día pestañea de sueño, pinta las mejillas del cielo de un rojo hermoso.   Fondo de escena para enamorados, lienzo para retrato a pincel,   cuadro enmarcado de recuerdo y la muerte de un día que se fuga del reloj. No sabes cómo, pero   cuando el día cierra sus ojos para empezar a dormir,  

Carta al viento

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                   Eres anciano, pero corres de prisa. En las tardes más hermosas con tu caricia en mi mejilla me sacas una sonrisa. En los días más cálidos me refrescas, en las noches más frías me congelas. Si bien eres sonrisa, también eres pena   pues cuando te enojas todo lo destruyes, tornado o huracán seas,   le cobras a muchos lo que les has dado.   Eres soplo de vida y muerte, de alegría y castigo. ¿Cuántos no han podido decir sus últimas palabras porque tú fuiste prófugo de sus sentidos?   ¿A dónde vas cuando no te veo, cuando no te siento, cuando no mueves ni una hoja?   Eso no me importa, pero tú viento, tan antiguo como el mundo,   cuéntame quien te ha inhalado, quien gracias a ti ha alzado la voz en gritos de protesta. Dime cuantas veces has susurrado   el suspiro del amor al oído.   Cuéntame viento, la verdadera historia del mundo, tú la sabes, tus ojos han llorado las guerras, tus brisas otoñales han secado las pinturas de Miguel Ángel.   Y no puedes negar,   que

La dama en el ojo

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Como de costumbre, ya había disfrazado de ingenuidad mi anzuelo, entonces te vi.   Yo que   andaba ciego, divisé tu luz   entre las siluetas. Eras brillante, tu claridad   asombró mi pupila, tu cabello enredó mis sueños. Me acerqué pero estabas inalcanzable como un   arcoíris. Mis pensamientos, entorpecidos de ti,   no me dejan acercarme. Pero mis pies se movieron, se deslizaron a tu lado, mi mundo dormía de alegría, el telón de tus   ojos comenzó su función, y yo era el espectador esperado en primera fila. En mi pupila una estrella comenzaba a brillar, tus vientos vueltos palabras impulsaron mis sentidos a la marea de   tus ojos, ahogando para siempre mi razón.   El barco de mi mirada se persignaba ante un naufragio. Sin embargo, tu mirada calmó las aguas, mi barco llegó a tu orilla.   Al despedirnos tú no te fuiste. Cerraba los ojos y ahí seguías, no había forma de borrarte. Hoy sigues ahí, te sientas, te levantas y preparas un equipaje que nunca te verá partir. No sol

En caso de que un día me leas

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No sé por qué gasto letras escribiendo acerca de ti, pero aquí estoy, apuñalo el papel con el carbón de un lápiz viejo que encontré   al lado del primer y único recuerdo que dejaste en mi memoria. Continúas tu camino, probablemente te esperan cosas más grandiosas que el haberme conocido. Lo sé, no soy tonto. Aun así me pregunto porque te eché de menos cuando salí a la calle y no estabas. Es curioso, hace algunos días no sabía de tu existencia. Sin embargo, el compartir solo un pequeño rato me permitió leerte como un libro de los que tanto amo. Es posible que las juguetonas arañas del tiempo hayan muerto antes de permitirme leer el primer capítulo, pero en esas pocas páginas que leí, pude sentir una ternura extraña que venía en busca de un corazón donde cobijar   la lágrima que   ocultas en tus ojos. No sé por qué me gustaría verte otra vez. No sé si es curiosidad, solo quiero saber ¿porque estás sola? O mejor ¿por qué te sientes sola? ¿Por qué eres diferente? ¿Por qué en ti se esc