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Mostrando las entradas de febrero, 2015

El sueño de un pez

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He vivido bajo el mar, muy feliz y por muchos años. Pero tanto tiempo bajo el agua es como gastar los minutos solo en respirar.   Soy un pez colorido reluciente como el sol, nado a todas partes buscando una aventura   en este mar que está lleno de emociones.   A diferencia de otros peces, mi memoria   no es de dos minutos, al contrario, recuerdo   cada cosa que he hecho. Un día, cuando la profundidad del mar   no entallaba con mis ganas de aventura, decidí acercarme a la orilla. Ningún pez con cordura   hace tal locura, allá en la orilla hay miles de peligros, depredadores, humanos que buscan su cena, incluso una ola puede desecharme en la orilla y dejarme morir en una burbuja vacía de aire. Pero en eso hijos de la imaginación a los que llamamos cuentos, todo es posible y yo tengo un mar de letras para sumergirme saltar y hacer lo que me plazca.   Así que aquel día con mis aletas a toda marcha nadé a la orilla. Al llegar ya era de noche, el cielo se miraba así tan guapo en e

Puente

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I   Estoy construyendo un puente cuyo destino es tu corazón. Su base son unas fuertes columnas en forma de A. Son gigantes y se extienden en lo profundo del alma como si quisieran darle un abrazo a lo intangible. Son unas Aes,   rústicas talladas con una larga y fuerte amistad.   Sobre las   columnas en forma de A hay unos grandes arcos que parecen M. Son perfectos para darle estabilidad al puente, a su vez le dan un sentido de vaivén al trayecto, cuando las veas sentirás como sus arcos suben y bajan haciéndonos reír, llorar, tener miedo y ser valientes. Como esos arcos necesitan mantenerse fijos hice un puente techado con círculos que   parecen Oes.   Son una muestra del orgullo que siento   por estar haciendo este puente, también sirven para cubrirte de la lluvia y entre O y O hay espacios para cuando dancemos bajo el rocío de la mañana    refrescando nuestros sueños. El puente está casi listo pero le falta un lugar por donde transitar. Por último construyo una calle como la v

El último pétalo de la margarita

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Deshojando   una margarita me doy cuenta de que no entiendo nada. Decías que te gustaba demasiado mi sonrisa. Te gustaba cuando reíamos   en el día,   cuando gastábamos las noches deshaciendo peinados   con besos.   Disfrutabas esos momentos dulces que pasamos juntos. Adorabas esas locuras que hacíamos con la incertidumbre de un mañana, los bailes interminables de media noche, las huellas de pies descalzos que dibujamos en la arena. Miles de fotos son testigos de las tertulias alegres con las que despertábamos al sol.  Pero cuando yo no estaba, no pensabas en mí, aunque era el compañero perfecto. Así que una cosa andaba mal, no te enamoraste de mí como yo de ti, tu más bien te enamoraste de quien eras tú cuando estabas conmigo. Eso fue estar pisando una bomba con la punta del pie, eso fue abortar caricias que no habían nacido, eso fue desperdiciar un amor... Lo peor de todo es que tu creías estar enamorada y yo quería creer lo que tu creías, pero no era así, estabas enamorada

Error sombrio

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Todos desconocían lo que motivó aquella situación, pero era de esperarse, la luna comenzaba a salir y en la tienda de Felipe, Luis estaba por recibir un golpe que lo tiraría al suelo, Amparo gritaba entre un llanto desconsolado.   No faltaron pocos segundos para que Luis callera al piso     mal herido.   Amparo se acercaba a él, y acariciándole el rostro le decía que todo iba a estar bien y que se iba a recuperar. Un poco de sangre brotaba de su pecho, en una esquina, por el   cuchillo de Felipe la sangre se deslizaba hasta caer en una sombra   tan obscura que confundía con su propia piel.   De repente la policía ya había llegado, ponga las manos en alto, le decían a Felipe. Dejando caer el cuchillo al suelo, fue   apresado con   las cónyuges metálicas del encierro.   Una ambulancia estaba en la calle, la congestión vehicular parecía normal para los sanjuaneros, que desconocían aquel incidente.   Luis fue llevado al hospital, los doctores comentaban que él estaba vivo porqu

Mi lugar seguro

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Tuve miedo, lo sabes. Durante mucho tiempo iba por la vida buscando entenderla. Me he cuestionado tanto la existencia que ya no sé qué más pensar. Por eso es que hoy te pido que me cojas de la mano y me guardes en el estuche de tu corazón. Es tu corazón mi santuario, el lugar que me protege de las tormentas. Eres el paraguas de mis días lluviosos, mejor aún eres la sonrisa que me llena de felicidad. Como parte de la vida me he cuestionado   si amarte así es correcto. A estas alturas no me importa, porque tus sueños son un par de alas que me ayudan a volar. Siempre me he preguntado ¿Cómo llegas hasta el cielo para pintar arcoíris cuando crees que lo necesito?   Ahora bien dime algo ¿Es verdad todo esto que digo o es solo una ilusión mía?   No me respondas, porque no importa, a tu lado tengo lo que deseo. Juro que quiero una eternidad contigo, lamento que cada día que pase, la eternidad se hace más corta.

Más allá de la muerte

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 No puedo detener el tiempo, quiero que sea eterno este momento. Si por mi fuese suspendería este justo momento en el tiempo, pero no es posible. Espero poder cumplirte esa promesa que te hice jurándote amor eterno.   El viaje solo comienza.   El tiempo   es como el viento, nadie lo ha visto. El tiempo  se resbala como el viento entre las hojas de los árboles que luchan por detenerlo en un suspiro de vida. No hay vuelta atrás cuando la colorida flor se marchita, cuando el agua dulce enamora al mar. Mi amor no hay forma de evitar el cambio, no hay manera de hacer lo imposible porque el tiempo es como el viento, irreversible. Muchos amores   ruedan por las escaleras sin esperanzas de volver a subir. Es inevitable mi vida, ya que un día todos vamos a morir.  Estoy consiente de que algún día una dama de blanco me dará un beso eterno que desojará la luna en un sueño sin final .   Las hojas cazadoras de viento por falta de vida caerán al suelo,   la flor marchita no tendrá   esperanz

El clavel seco

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Es un día de esos en que  suelo pensar hoy va a ser el día menos pensado. Acabo de salir a la calle, no sin antes guardar ese pequeño secreto que hace algún tiempo llevo en un recoveco del corazón. Bien perfumado evito que el olor de mi secreto despierte curiosidad, mi empaque de normalidad   es el camuflaje perfecto para aquellos curiosos que mi secreto quieren saber. Sin perder más tiempo en detalles camino hacia la floristería,   visto que pronto es el día   del amor y la amistad, veo por todas las calles miles de corazones rojos, regalos, chocolates, peluches… No puedo   evitar pensar que la mayoría de estos terminarán en la basura junto a unos maltrechos sueños que morirán locos de sombra en la arena. Es   así como se cuela en mi mente una pregunta: ¿Qué flor debo comprar? Entro a la floristería, estaba abarrotada de amores inocentes   de esos que olvidan que en las floristerías a las rosas les cortan las espinas antes de venderlas. Me aflijo un poco por su inocencia,  penoso e

Mar dulce

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¡Levanta soldado, que   las cuatro son y hay que defender los mares!   Eso era lo que se vociferaba en el barco azul que surcaba el mar de agua dulce de lado a lado. Los tripulantes del barco de repente quedaron aterrados. Un pequeño gigante estaba de pie justo en medio del mar.   El barco navegó a toda ola hasta la orilla, empujado por gritos asustadizos que se adelantaban al futuro. Ya en la orilla el capitán del barco miró hacia atrás. -No hay nada de qué preocuparse- así gritaba   mientras ignoraba que el pequeño gigante jugaba al buzo. Bajo el barco estaba el pequeño gigante se encontraba   intentando atrapar un pez escurridizo que aunque no tenía aletas, era el más veloz de todos los peces.   Quizás por falta de aire el pequeño gigante se levanta y el barco cae de su espalda a la profundidad de los mares.   Los tripulantes logran sobrevivir y flotando sobre el agua intentan acercarse nuevamente a la orilla. Todos logran alcanzar la orilla. Sin embargo, en la orilla corren más

La sirena de sal

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Las olas besaban la arena con un beso experto aprendido millones de años atrás. El sol, celoso   y cabizbajo se escondía tras el horizonte para que no lo vieran llorar. Fue un erróneo beso aquel que me diste por primera vez. Mi labio estaba tembloroso por verte tan cerca. No tenía idea de cómo iba a ser. Siempre dicen que es un momento hermoso e inolvidable. Realmente fue el momento más hermoso y torpe de mi vida. Supongo que lo hice mal, tengo todavía en mis oídos el incómodo sonido de nuestros dientes chocando, era una sensación horrible que me elevaba al cielo. No sabía qué hacer con tus labios, unas ganas de empujarte se quedaban inmóviles ante mi   agradable sorpresa.   Tus manos creo que tocaban mi trasero,   la verdad no tengo idea si así fue, porque mis nervios   jugaban   al escondite con las hormonas, que indecentemente, me creaban pensamientos que se revolcaban en la fría arena.   Por suerte ese momento incomodo pasó. Supongo haberte sorprendido, aprendí rápido a bes

Una flor para ti

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Hoy llego hasta tu corazón a entregarte una flor que tengo para ti. Como todas las flores esta es muy delicada, te pido la cuides bien. Esta flor es diferente a otras, porque esta está hecha de amor, no necesitas colocarla en una jarra con agua, esta flor no quiere de tus lágrimas, una sola gota le haría daño.   No te preocupes  por la flor, no morirá   de sequía. Te lo digo enserio, esta flor no debe tocar el agua, si la toca se romperá en mil pedazos que nunca podrán germinar. Te preguntarás por qué   esta extraña flor es una prueba de mi eterno amor, en respuesta te digo que no quiero ser como todos y regalarte una flor troncada con un billete del jardín de la esquina. Me encantaría pintarte una colorida flor en un lienzo   rosa, pero no   he nacido con el don del dibujo.   Aun así quería regalarte una flor única, como no habrá otra, llena de amor y cariño, por eso te regalo una flor que escribí para ti.

Y le temía a la obscuridad…

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Había monstruos bajo mi cama, salían en las noches y me halaban los pies, se enredaban en mis sábanas y me hacían llorar. Una noche se mudaron al armario y me miraban a través de   las rendijas, querían comerme y se relamían sus labios con la lengua. Un día mi madre subió al cuarto conmigo y me dijo: ¿Ves la lámpara, ves tus juguetes, tu almohada? Míralos bien porque voy a apagar la luz. Entonces apagó la luz. - ¿Ahora qué ves? - Nada. -Voy a prender la luz y vas a ver que todo sigue estando en su lugar, exactamente como lo viste la primera vez. – Encendió la luz y la apagó varias veces mientras me decía que las cosas en la obscuridad eran las mismas, que no había nada nuevo en la obscuridad. Yo le creí, y con el pasar de los años comprendí que era cierto, cuando las luces se apagan sigue habiendo lo mismo que había cuando estaba la claridad. Le agradezco mucho esa lección, porque a veces en la vida se apaga la luz y no hay forma de encenderla. Es entonces que recuerdo lo q