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Los ciegos

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Conocí a Germán cuando entramos juntos al primer grado, una amistad profunda, pero muy sencilla. Lo más peculiar que tenía Germán, era su familia. Era numerosa en exceso, y él era la esperanza de acabar con el mal que los asediaba a todos. La primera vez que visité su casa me sorprendió ver que ninguno veía, no es mentira, todos andaban espantando fantasmas con sus manos, divisando los muebles, evitando golpes. Según el doctor que recibió a Germán durante el alumbramiento, toda la familia era paciente de una condición de ceguera hereditaria, que se traduce en que nada está fuera de lo normal al momento del nacimiento, pero luego resulta que están ciegos.  Es por eso que los padres de Germán se preocuparon tanto cuando el doctor les dijo que su hijo se veía tan normal como todos los demás de la familia. Los primeros años de vida de mi amigo fueron algo difíciles, sus padres no tenían idea o no podían ver que Germán veía, lo criaron como a un invidente.  Le enseñaron a distinguir po

La irresponsabilidad de la vacas

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                                        Mi historia, amigos míos, es una de esas que hay que escuchar hasta al final. Sé que, si no terminan lo que han empezado, los veré hablando mal de mí en cualquier esquina.  Nací como nace mucha gente en el mundo, inesperadamente.  Mi madre era una niña cuando me tuvo, se casó con mi padre por insistencias de mi abuelo, que le decía que debía casarse con un hombre de bienes y así lo hizo. Mi madre, en su inocencia, se casó con un hombre que tenía todos los bienes juntos: era bien alcohólico, bien mujeriego, bien ambicioso, bien abusivo, bien patriarcal, bien arcaico y bien católico; en otras palabras, un combo completo 15 años mayor. Por suerte entre todos los bienes de mi padre, mi madre, encontró el preciado bien de la riqueza. Mi padre era dueño de unos terrenos que tenían su límite en la cerca que los dividía de la vaquería de don Juan. Allí fui criada yo, no en el campo, en la vaquería. Fue así porque mi madre, algunas veces, tenía q

Un hombre muerto bajo mi cama

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                                      Mi novia me levantó del suelo aquella mañana, había ido a visitarme porque quería darme una sorpresa, como la que se llevó ella al encontrarme tirado en el piso a las seis de la madrugada. Olvidó todo para preguntarme que me había pasado. La verdad era que no tenía idea, nunca he sido sonámbulo, no recuerdo haberme despertado, ni haber caminado. El punto es que de alguna forma desperté en la sala sin ninguna evidencia de golpes, así que bajé las escaleras con un alto porcentaje de éxito. Al igual que las veces anteriores, no recordaba nada, absolutamente nada. Lo que llevó a que Irene se ofreciera a quedarse conmigo toda la semana. De inmediato dije que sí, sabiendo los beneficios que eso me traería. Buscó sus cosas y esa misma noche se instaló. Me preguntó si podía usar el armario que estaba al lado de la sala, mantuve la calma y le dije que no. Vacié el que estaba en mi cuarto y allí fue donde acomodó sus cosas. Las primeras noches no hu

Visita sorpresa

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Les invito a ser parte del nuevo ciclo que comienza Cuentos Dormidoz... 

Síntesis

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Sin equipaje

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Las palmas de las manos hacia afuera, eso es lo único importante. Los ojos pueden estar cerrados, da igual, no ven, no son vistos, no tienen luz, ni brillo, ni vida. La boca cerrada, la mandíbula no se abre una vez se contraen los músculos, es lo mejor, ninguno necesita hablar más.  Los hombros un poco más arriba de la altura del pecho, como si se encogieran, la última voluntad de todos es hacer un gesto de: “que me importa, ya estoy muerto”.  ¿Qué será de la lengua si la boca está cerrada? Se va hacia atrás, como la bola de los ojos, se ahoga en la garganta junto con las palabras que no se pronunciaron, buenas o malas, todas, se descomponen dentro del cuerpo. El cuerpo completo, lo más recto posible, sin curvaturas, las apariencias importan hasta cuando no son importantes. La ropa bien planchada, sin arrugas, aunque en la piel no quepan más. Si la piel es joven, hay que planchar más el traje, la tela se corruga cuando la nostalgia es inesperada. Cuando todo esta listo, se coloca

Olvido que no olvida

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